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El crecimiento de la economía mexicana durante 2023 parece haber sorprendido a los expertos. El resultado acumulado del Indicador Global de Actividad Económica (indicador mensual proxy del PIB), y su estimación oportuna, muestran que la economía habría crecido alrededor de 3.2% en todo el año. Para dimensionar este resultado es importante notar que es incluso superior a la proyección oficial con la que se aprobó el Presupuesto (3%) y mucho mayor que el consenso de analistas de la Encuesta Citibanamex de Expectativas (ECE) a principios de 2023 (0.9%).

Resulta pertinente evaluar qué condiciones permitieron dicho avance, así como los riesgos al crecimiento en el año que comienza.

Algunos elementos que explican el desempeño de la economía durante el año pasado son: 1) la profundización de políticas públicas -principalmente en el ámbito laboral y fiscal asociadas al gasto-, que permitieron fortalecer el mercado interno; 2) el proceso de relocalización industrial y un peso fuerte frente al dólar, que impulsaron la inversión, y 3) la resiliencia del mercado estadounidense como  consecuencia de importantes apoyos gubernamentales durante los años de pandemia y que favorecieron las exportaciones mexicanas.

No obstante, para inicios de 2024, las condiciones han cambiado.

La inflación post-covid trajo consigo incrementos de las tasas de interés con ciclos que concluyeron durante 2023, para inhibir la demanda y contener el alza en los precios. La Reserva Federal en Estados Unidos llevó su tasa de referencia de 0.25% a 5.5% entre febrero de 2022 y julio de 2023, mientras Banxico lo hizo de 4.0% en junio de 2021 a 11.25% en marzo de 2023. Si bien se ha logrado contener en buena medida el crecimiento de los precios, el costo de tasa de interés elevada se comienza a manifestar.

En México, indicadores como las ventas minoristas o el consumo privado muestran signos de desaceleración a finales de 2023. Adicionalmente, en EE UU el mayor costo de financiamiento ha deteriorado la producción manufacturera y, en consecuencia, también las exportaciones mexicanas no automotrices, por lo que el impacto es tanto en nuestro mercado interno como en el externo.

El riesgo más importante es la inflación. Los conflictos internacionales (bélicos y comerciales), pueden incidir en precios internacionales desatando nuevas olas de incrementos y, en consecuencia, un periodo más prolongado con altas tasas de interés que deteriore las condiciones de crecimiento en este año.

Por último, la recuperación del empleo en los últimos años ha sido notable y la tasa de desocupación se ubica en niveles mínimos históricos. No obstante, esto implica un menor margen de crecimiento para 2024 en este importante driver del consumo privado. Así pues, la expectativa de consenso privado en la más reciente ECE para el crecimiento de la economía es más pesimista que la oficial: 2.4% y 3.0% respectivamente.

Lo que estará en juego es qué factores de la nueva política de desarrollo como el incremento salarial y el gasto público en obras y programas sociales, se combinen con un dinámico proceso de nearshoring, para que las tendencias negativas sean contrarrestadas.

Ello haría posible una nueva sorpresa para los expertos al terminar 2024.

Eduardo Valle | enero de 2024.

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI.

Fuente: Elaboración propia con datos de Banxico y Fed.